domingo, 11 de noviembre de 2012

Monasterio d' Aigues Vives


Su historia data del siglo XIII. Algunos religiosos ermitaños Agustinos, se retiraron al paraje de Aigües Vives, donde existía, de entre muchas fuentes,  la llamada con el mismo nombre que el paraje “cristalina y saludable para los enfermos”.

En 1239, en época de la reconquista de Valencia, el rey Jaime I “el conquistador”, fundó el Monasterio de Aigües Vives, mas tarde, especialmente después de encontrar la imagen de la Virgen y el niño en 1250, descubierta por un labrador en un olivo, se les concedió las donaciones, franquicias y las tierras comprendidas entre el Monasterio y el puerto que concluía en el valle de Alfandech (Valldigna).
En los siglos XVI y XVII, se configuró la estructura monumental actual del convento. Francisco Colom artífice valenciano, dirigió en 1597 una ampliación del convento, particularmente del claustro.
Nuevas obras datan de 1633, y en 1695 es cuando se construye la nueva iglesia con sagrario, retablo mayor y torre del campanario, y se van dorar algunos altares.

Durante la guerra de Sucesión a la corona de España, el monasterio fue asediado en 1707 por los migueletes, i se llevaron todas las ropas bordadas, cuadros y joyas.

En 1713 se reformó el claustro. En 1767 fue incendiado el convento y robada su valiosa biblioteca.
La ruina y depredación del monasterio se inició en 1811 por el saqueo ocasionado por las tropas francesas. En 1812. Las Cortes de Cádiz legislaron dentro del contexto desamortizador la confiscación de los bienes del convento y arrendaron el valle y el monasterio a particulares por un valor de 2600 libras.
Restaurado Fernando VII, anula los decretos desamortizadores, y retornan el 2 de Junio de 1814 a los agustinos.
Habiendo triunfado los liberales el 30 de mayo de 1821 se consuma la segunda desamortización. Repuesto Fernando VII se determina la regreso de los agustinos, que sucede el 13 de Julio de 1823.
Finalmente en 1835 se consuma la tercera y definitiva desamortización de la deuda.
En 1853 fueron subastadas las fincas del extinguido convento y veintiocho obras de arte pasaron al museo provincial encargado de la confiscación. El monasterio fue adquirido por los barones de Casanova y utilizado como habitáculo rural y sus dependencias se utilizaron como granja y se mantuvieron los cultivos de las tierras fronteras.
En 1936, Francisco Fogués Juan, detalló el estado del inmueble, con una interesente valoración efectuada con anterioridad a la crisi civil y a la última reforma cono hostal residencia.
A partir de 1994 al Monastir d’ Aigües Vives y la Pastelería Tano se unen para que tus celebraciones sean todo un existo.
 
Tano Monastir , un marco inovidable para disfrutar de una buena cocina.